Mi blog ha desaparecido… no es que quiera que esto se haga
público, simplemente a veces me gustaba sentirme escritora, escritora
frustrada, tal vez simplemente sentir que me desahogo y unas cuantas personas
visitantes de blogs de internet podrían compartir mi historia.
Siento que me he perdido… no en general, sino del camino que
tenía marcado, siempre he creído tener muy claras mis ideas, mis gustos, mis
aspiraciones… pero a la hora de definir una pareja, como estable, la percepción
del mundo real me falla, parece que busco cuentos de hadas, más cuentos de Disney
con los que me crié, pero no me gusta Eric, ni Arturo… ni siquiera Tarzán,
digamos que voy un poco más lejos… un poco más complicado. ¿Habéis visto
Pocahontas? Es la película de Disney más realista que he visto en mi vida… Al
final él le dice “vente conmigo” y ella piensa: “somos totalmente diferentes,
por supuesto que mi mundo, mis ideas, mis costumbres… no son para nada como los
suyos. Además ¿por qué soy yo la que tiene que dejar toda su vida de lado y
correr con él?” Así que decide que su sitio está allí, y que lo echará de
menos, pero siendo realista habrá algún indio mono que se parezca a John Smith…
seguro, hay miles de John Smith.
Muchos creeréis que debería haberse ido, por
amor. Yo sé que hay amores imposibles, pero voy más allá, sabiendo que hay
amores imposibles sería de las Pocahontas que cogería una puta canoa para ir al
nuevo mundo detrás de él, sabiendo que va a dejarlo todo, estar sola,
desamparada y preguntándose ¿otra vez?
Lo mío son los amores imposibles, sé lo que es bueno para
mí, sé que debería aprender a estar sola, sé que debería seleccionar mejor… no
todos tienen algo bueno, pero bueno si no lo tienen yo lo busco
incansablemente, intento moldearlos, quizá tengo la esperanza de que la gente
puede cambiar aunque el tiempo y la experiencia ya me han quitado de sobra la
razón.
Si me gusta un chico que sea culto, inteligente, con el que
se pueda mantener una conversación, me voy con uno que no tiene ni los estudios
secundarios ni el más mínimo interés por hablar de libros conmigo.
·
Si me gusta un chico que sea divertido,
gracioso, que disfrute de la vida, acabo saliendo con el chico más pesimista
del mundo, que lo tiene todo, pero que nada es suficiente, y encima tiene un
tratamiento por una depresión inexistente que le hace rozar el grado de
paranoia.
·
Si me gusta un chico que sea ahorrador (que no
agarrado) que piense en un futuro, que tenga más vistas que la cena de esta
noche, me voy a ir con el primer chaval que vea salir del casino desplumado.
·
Si no quiero un chico que vaya llamando la
atención, que sepa comportarse, vamos a llamarlo “un saber estar”, me gusta el
macarra del bar, el que más voces pega, el que más palmas da, y el que más
quinqui es.
·
Si por supuesto, POR SUPUESTO, no quiero un
chico celoso, excesivo, controlador…que para mí eso es de todo menos amor… no
hace falta que diga más nada, porque mis amigos pasan a ser posibles cazadores
para él, y por supuesto yo no soy lo suficientemente lista para detectarlo.
Podría seguir así…poner muchos más ejemplos, pero creo que
habéis tenido suficiente… Así que…donde está el límite, la solución. Donde
termina el cuento de Disney, donde digo “Hasta aquí” y evalúo de verdad si
pueden ser posibles candidatos que duren más de dos meses y a los que no tenga
que acabar odiando y tachando de la lista simplemente porque no he podido
cambiarlos… Creo que ha llegado el momento de que Pocahontas y John Smith se
despidan.