Ha sido tan raro... me enamoré de ti a primera vista, sólo con una foto, ya ni hablemos de cuando por fin te toqué. Estaba asustada... siempre he sido una persona muy firme a la hora de tomar decisiones, pero decidir sobre tu vida ha sido el centro de todas mis dudas en la última semana.
Desde que acepté que te vendrías conmigo estaba preocupada por ti, por si pasarías frío, si estabas comiendo, si te encontrabas bien... mientras me repetía a mi misma que no había mejor lugar para ti que con tu mamá y tus hermanitos. Todo cambió cuando decidí llevarte por fin a casa, tu primera visita al veterinario fue intensa, estabas muy sucia, flaquita y llena de bichitos, tuve que luchar contra mi yo maniática para no tener un brote de histeria al pensar que todos esos bichitos iban a entrar en casa junto contigo... luego empezaron los pipis por toda la casa... todo el suelo sucio, la casa oliendo a ti, a una velocidad de vértigo, ni más ni menos que 2 días te bastaron para perturbar toda mi paz y mi soledad y entrar como un huracán en mi acomodada vida.
Estabas tan rara... llorabas por todo, no eras capaz de cruzar el pasillo de casa, no salías del cojín... pero comías como una leona y el contacto conmigo parecía tranquilizarte. Siguieron las dudas... mi egoísmo me frenaba, vacaciones, fines de semana, gente en casa, salidas nocturnas, trabajo... mis horas para mí... A la vez me convencía de que no ibas a frenar mi vida, podías estar sola, pero harías que yo no lo estuviese nunca más.
Aún así las dudas no desaparecían, lloraba cuando llorabas tú, te veía y se me encogía el corazón, había opiniones para todos los gustos, pero no quería "devolverte" porque no te merecías que no te quisiese, sentía como si te abandonase, pero no solo te abandonaba a ti, me rendía... como he hecho tantas veces en mi vida cuando la cosa se complicaba. Mi deporte es correr, salir corriendo en nada que algo me saca de mi zona de confort... y creo que es hora de asumir mi responsabilidad y salir de mi comodidad.
Triste fue el día de ayer cuando me levanto tras toda tu noche de llantos y veo en el cuarto la que tenías liada... sabía que no podías quedarte sola, que estabas enferma, me culpé mil veces por no haberme levantado cuando llorabas... me fui a trabajar con el alma rota pensando en que te pasaría... peor fue la visita al veterinario, que preocupado me decía que eras muy pequeña y que íbamos a intentar darte tratamiento... ahora sigo asustada... Ojalá te pongas bien mi Lola, ojalá decida que seas mi compañera de viaje, nunca será como imagino, pero aún así será perfecto...
Ojalá llegue a casa y todo sean buenas noticias... ojalá pudiese darte la vida que mereces, la vida que necesitas... Como ya he dicho... lo has revuelto todo pequeño huracán.
Siempre serás mi Lola, sé que me elegiste tu a mi y yo ingenua me dejé engañar.
Comentarios
Publicar un comentario