He borrado esta entrada muchas veces. No quiero admitir lo que voy a confesar. Creo que me he dado cuenta de que el miedo ha llevado las riendas de mi vida desde que nací, el miedo me dio la inseguridad, me condenó a vivir en una zona de confort laboral, me conformé con relaciones a medias, con ser medianamente feliz.
He necesitado un par de ostias fuertes de la vida... digo un par porque de nada me sirve lamentarme de todas, realmente me ha abierto los ojos. Ha venido a tocarme lo más importante, mi pilar, mis cimientos, mi día a día. Mi familia es mi vida, todos los días los paso con ellos, en un año he perdido muchas cosas, mucha gente, a mi bebé, en realidad la vida me ha quitado la mitad, a la otra mitad me los quité yo cuando se me cayó la venda de los ojos. Dicen que en los peores momentos te das cuenta de quien tienes al lado, yo me di cuenta de quien no tenía, e hice una limpia. Fuera redes sociales, fuera todo... superar el luto, aún estoy en ello. Enfrentarme a las enfermedades de quienes me dieron la vida es lo más duro que estoy haciendo.
Te das cuenta de que nunca sabes cuánto van a durar los planes, y empecé a pensar... quién realmente me hace feliz? Qué me conviene? Qué necesito? He dejado escapar a personas maravillosas por gente mediocre a quien no quería ni me querían bien, gente que me hacía sentir insuficiente, malas amistades, amistades de copas, redes sociales con una felicidad falsa. Al final todo va cogiendo su cauce, precisamente en este momento en el que parece que te sientes sola en la oscuridad, empiezas a ver puntos de luz, y eso son... mi mejor amiga, él, mi mamá, mi papá, mi hermano, Rocío... son puntos de luz tan maravillosos. Los momentos con ellos lo cambian todo, recargan pilas, me dan la energía que todos necesitamos, la compartimos, en los días nublos nos miramos unos a otros, la palabra de ánimo, el abrazo, el apoyo, todo eso... es más que suficiente para ser completamente feliz.
Personas que te conocen, te quieren, te aceptan. Personas que te valoran, almas sanas, buenas... con los mismos valores que los tuyos, gente que te completa que te hace ver los días distintos. Tengo mucho miedo, lo admito, tengo miedo a que mi vida se derrumbe, tengo miedo al dolor de mi familia, tengo miedo de que las cosas no salgan como esperamos, de fracasar, de que todo nos cambie en un segundo, de que me quiten lo que más quiero, de desaparecer en cualquier momento, de no estar viviendo lo intensamente que debo o de que mi felicidad se empañe... pero de que me sirve? tanto miedo no me deja ver lo demás. Miedo al rechazo, es un absurdo, todo se supera en esta vida, los recuerdos bonitos siempre recomponen el alma, alguien no muere si no se olvida, y a día de hoy... lo que tengo me está curando las grietas que tenía, me compensa, todo lo vivido me compensa. Reconozco que estoy rota, pero que tengo los mejores restauradores del mundo.
No quiero vivir anclada a un pasado que me hace daño, no quiero pensar en un futuro incierto, tengo que centrarme en un presente perfecto, y sí, digo perfecto, porque nada puede ser más perfecto que lo que la vida tiene planeado para mí en este mismo segundo, del que prometo que voy a aprender todo lo que pueda mientras paso al siguiente.
Vivamos juntos, todo lo que podamos, para construir recuerdos bonitos, porque el amor cura, porque enriquece el alma, porque jamás nadie podrá querer de una forma más intensa, sana y natural de la que nosotros nos queremos.
Así se vence el miedo, el amor lo puede todo.
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