Es curioso lo fácil que es de corromper la mente humana. Somos envidiosos por naturaleza, y aunque todos decimos alegrarnos del bien ajeno, la cruda realidad es que nos da un por culo que nos morimos. La segunda cruda realidad es que nadie se atreve a decirlo abiertamente como yo lo hago.
Vive y deja vivir, da igual lo mucho que te joda que a los demás les vaya mejor que a ti, no vas a cambiar eso, es más ... seguramente no llegues a lograr ni la mitad de lo que les envidias a los demás, por la simple razón de que tu no eres ellos, y para lograr algo lo harás a tu manera, en tu proceso y seguramente el resultado sea muy distinto al de otra persona. La segunda razón es que si tu tiempo lo estás ocupando en envidiar a alguien seguramente estés perdiendo la inversión de energía necesaria para conseguir tus objetivos en prestarle atención a esa persona que además te molesta tanto.
Nos empeñamos en no ver más allá del "quiero y no puedo" y vivir en esa absurda zona de confort a la que tanto hago referencia y que por supuesto odio. Todo el mundo puede romper con todo, decir hasta aquí, declararse infeliz, inconforme o simplemente insatisfecho, y darle una vuelta de tuerca. No logramos nada retorciéndonos lamentándonos de nuestra existencia, por favor... que pena de aquel que continuamente se queja de cosas absurdas a las que no se le ponen solución.
También es cierto que existen ese tipo de personas, aquellas a las que les gusta tener quejas, problemas, lamentaciones y batiburrillos en sus vidas, pero quiero creer que la mayoría de nosotros simplemente queremos ser felices.
Lo vuelvo a repetir... nunca es tarde para cambiar de vida, de trabajo, de círculo, de pareja, de familia, de costumbres, de cualquier cosa que reste y no sume. Lo digo por experiencia, todo puede cambiar, si bien es cierto que no sabes si tras el cambio vas a encontrarte mejor, pero hace mucho tiempo dije que prefiero arrepentirme de cosas que haya hecho antes que de haberme quedado con las ganas de hacerlas, aunque hay que medir muy bien esta frase y no ser una kamikaze como claramente era yo.
Por eso con mis 20 cambios de pieles en una misma vida os animo, encarecidamente, a coger el valor de tomar las riendas de vuestra vida y cambiar, cambiar de verdad... no durante dos semanas, estaréis más ocupados en vosotros mismos y menos pendientes de los demás, así habrá un tanto % de gente que se alegrará por fin de no ser el centro de vuestra mala y envidiosa atención.
Comentarios
Publicar un comentario