El amor es... complejo, complicado... y muy personal. Intentar entenderlo es como querer mantener el agua entre las manos, imposible, al final irónicamente se escapa, como se escapan los sentimientos de los corazones que no los entienden. Se anhela la felicidad del amor pleno, cómodamente pedimos que sea fácil, no comprendemos que no puede ser fácil que dos personas totalmente distintas se acepten, se amen, se cuiden y se sacrifiquen. No queremos renunciar a nada, sin embargo el amor es sacrificio, es entender que no eres uno sólo, y que cada persona viene con sus propias heridas, es ser capaces de quitarse el chaleco antibalas y abrazar a quien tiene un arma y puede dispararte en cualquier momento, es confiar, es saltar de espaldas... Fácil? Fácil es hacer una vida sólo, cómoda, sin expectativas ni explicaciones, sin conversaciones incómodas, sin renunciar a tu tiempo, tu libertad, tus prioridades y tus anhelos. Pero eso no es el amor, no nos engañemos, el amor te quita libertad aunque libremente renuncies a ella, el amor requiere tiempo, espacio y calidad, y vivimos muy ocupados para detenernos a cuidarlo, el amor se vuelve tu prioridad, y así debe serlo, el amor si no lo riegas se muere. Es frágil, tremendamente delicado, cuesta construirlo y se destruye por sí solo. El amor es anteponer los deseos del otro, con la tranquilidad de saber que el otro antepondrá los tuyos.
Pero el amor no es cruel, el amor no hace daño, difícil? si, complejo? también, incluso doloroso... frustrante y ambiguo, pero nunca cruel. El amor no te obliga a tomar decisiones, te conduce a tomarlas en beneficio mutuo, el amor no es controlador, pero reclama su lugar en tu vida. El amor no se impone, no grita, no coacciona, ese no es su lenguaje.
Y después de tantos años intentando abrazar al amor, vuelve a escaparse... siempre un paso por delante de mi, siempre con lecciones contradictorias, siempre disfrazado, siempre.... inalcanzable.
Comentarios
Publicar un comentario