El amor es... complejo, complicado... y muy personal. Intentar entenderlo es como querer mantener el agua entre las manos, imposible, al final irónicamente se escapa, como se escapan los sentimientos de los corazones que no los entienden. Se anhela la felicidad del amor pleno, cómodamente pedimos que sea fácil, no comprendemos que no puede ser fácil que dos personas totalmente distintas se acepten, se amen, se cuiden y se sacrifiquen. No queremos renunciar a nada, sin embargo el amor es sacrificio, es entender que no eres uno sólo, y que cada persona viene con sus propias heridas, es ser capaces de quitarse el chaleco antibalas y abrazar a quien tiene un arma y puede dispararte en cualquier momento, es confiar, es saltar de espaldas... Fácil? Fácil es hacer una vida sólo, cómoda, sin expectativas ni explicaciones, sin conversaciones incómodas, sin renunciar a tu tiempo, tu libertad, tus prioridades y tus anhelos. Pero eso no es el amor, no nos engañemos, el amor te quita libertad ...
A dos metros se encuentra el amor, a dos metros la absolución, a dos metros la condena. Dos metros la distancia entre dos cuerpos mientras dos almas luchan desesperadamente por salvarla. Dos almas tirando de sus cadenas, sujetas por cerebros con demasiada memoria protegiendo a corazones que tienen muy poca pero muchas cicatrices. Dolor físico, dolor en el pecho, humedad en los ojos, vacío... dos metros, dos metros se hacen eternos en una cama, dos metros pueden ser una maratón para cuerpos cansados de huir. A dos metros lo ves todo con claridad, y sin embargo hay tan poca luz... que ahora dos metros me parecen kilómetros. Cuando no quiero separarme ni dos milímetros, que hacer con tanto espacio? Dos metros de distancia física, tangible... salvable? Pero un día fuimos uno, no eran dos almas, dos cuerpos, dos corazones, ni dos mentes extrañas, fuimos uno, éramos uno, y necesito fundir estos sentimientos con los suyos, derramar esperanza, amor y vida, hacernos eternos, porque d...