Hola amiga, amiga o desconocida, hace mucho que quería hablar contigo, ¿qué te está pasando? A penas te reconozco... toda una vida juntas y ahora pareces una extraña para mí.
Vengo a hacerte una llamada de atención querida amiga, porque siempre hemos sido muy felices, a pesar de cualquier cosa, y ahora no te veo el brillo en los ojos, no encuentro a la niña alocada que eras, seguro que termina el día y no tienes nada nuevo que contarme. Y sin embargo veo tantos secretos en ti... creo que hay mil cosas que querrías decirme y que no te atreves, ¿cuando has tenido miedo de algo amiga mia? Tú que has cambiado de vida mil veces, tú que te has enfrentado a la opinión de todos, la que ha calzado un tacón y levantado la cabeza cada sábado sin importar una mierda la voz popular, y ahora te veo asustada. Sabes que todo pasa por algo, lo hemos hablado mil veces, nunca hemos creído en las casualidades y siempre en el destino, y por eso mismo hemos aceptado el destino juntas con entereza y paso firme, pero en este momento eres un mar de dudas, abrazada a tus rodillas temblorosa pensando en un futuro en el que antes nunca pensábamos por saberlo incierto.
Por eso quería hablar contigo, porque no me gusta esta nueva versión de ti, no me gusta lo que estás dejando que la vida haga contigo, que la rutina, la comodidad o la resignación te hagan darte por vencida. Necesito que vuelvas a renacer, que te levantes, que ardas, porque siempre has sido especial, distinta y cómo ya escribí una vez la gente con super poderes está en peligro de extinción. Necesito tu alegría, tu optimismo ante los retos, tu sentido del humor que nadie entiende y tanto valoro.
Hazme caso amiga, coge la maleta, vete, siéntate a la orilla de la Málaga que tanto te gusta, ponte música, me da igual que repertorio de Leiva escojas. Sal a correr por las mañanas, siéntate sola en un restaurante, apaga el teléfono, no pienses tanto, sabemos que pensar no te ha llevado a ningún sitio. Pero deshazte de una vez de esa fachada de chica dependiente y triste que no te pega nada, no te queda bien, arréglate el pelo, estás horrible con moño, necesito que te quites de encima el pijama y el polvo, arregla ese corazón roto como tantas veces hemos hecho y disfruta, disfruta de tu vida, estás malgastando un tiempo precioso que nunca va a volver, y siento ser repetitiva, no va a volver, ni el tiempo ni lo que esperas, acéptalo y deja de regodearte en tu desgracia, nunca te he dejado hacerlo y no pienso abandonarte ahora, al fin y al cabo, te necesito, y quiero volver a verte feliz.
Espero que nunca más sea necesario repetir esta conversación y que la próxima vez que vuelva a verte tengas una raya pintada en los ojos, el pelo suelto y una sonrisa, yo estaré tremendamente orgullosa de ver que mil y una veces más te has levantado.
Atentamente: La chica del espejo.
Comentarios
Publicar un comentario