Hay decisiones que me parecían tan coherentes cuando las tomé que hoy en día dudo si al final no seré una más de otras tantas que han forjado su vida a base de errores aún creyéndose más inteligentes que el resto. Sinceramente siempre he pensado que siento pena cuando escucho hablar a tanto necio tratando de sentirse grande, y como ya he dicho, aquí estoy, siendo una más de otras tantas que se ha relacionado con infinidad de necios.
He utilizado mal mi poder, no he aprovechado mi potencial, y me he dejado convencer por máscaras a las que se les veía perfectamente la intención; he consentido ser sumisa y complaciente aunque mi interior rugiese de ira por ir en contra de mi naturaleza indomable. Es curioso como alguien con tanto carácter e ideas propias puede llegar a ser la burla de gente con un síndrome claro de Dunning-Kruger.
La gente tiende a subestimar sus aptitudes y capacidades, realmente hago constantes soliloquios en mi cabeza cuando escucho conversaciones ajenas y pienso constantemente que estamos condenados a extinguirnos, y mejor... ¿Quién quiere que perdure esta especie egoísta, inmadura y por supuesto nada respetuosa? Es uno de los motivos por los que sigo pensando que no quiero traer hijos a este mundo para educarlos en el mismo sufrimiento en el que estoy educada yo.
No es que sea una antisistema, y por supuesto sé que hay muchísima gente que se escapa del gran saco que es la humanidad, pero ¿Qué sería de mi alma inconformista si no le permitiese quejarse abiertamente de lo que mis ojos ven a diario?
Nunca he estado ciega, pero admito que antes no me dejaban ver, me disfrazaban la realidad y me parecía mucho más bonita que el baile de hipocresía que he ido descubriendo con los años. Conversaciones banales, de críticas de decisiones personales ajenas, opiniones formadas a través de los medios de comunicación y por supuesto... una convicción arraigada de que cada uno en su vida es un ejemplo de lo que es correcto, es decir, un jurado emitiendo veredictos fuera de cualquier instalación judicial.
Siempre he anhelado el día en que literalmente "cada uno viva su vida sin importar la del resto", pero desgraciadamente, los juicios de valor son la herramienta perfecta para las personas de mentes limitadas. Y como ya me dijeron una vez "eres una chica demasiado lista para andar al mismo ritmo que gente ignorante".
Nunca seré una más de otras tantas.
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