Hago todo lo que puedo, lo estoy haciendo lo mejor que se, siento que casi nunca es suficiente. Me permito disfrutar, sin embargo sólo a ratos, últimamente mi mente nunca desconecta, se acabaron los libros, la pintura... Ahora soy esclava de la música, y cada día suena diferente, cada día me representa. Mis emociones suben y bajan, la estabilidad me abandonó hace mucho tiempo. Mientras intento deshacerme de la que fui, abrazarla y desearle buen viaje sin culpa ni rencores, voy construyendo a la que seré, pero a veces ni siquiera me cae bien.
Ya anticipé que iba a ser un camino largo y bastante arduo, pero a pesar de tener el conocimiento, no tengo la experiencia, y el proceso de perdonarme me desborda. Me está matando no comprenderme, siempre he pensado que soy la única que me conoce... ¿y si yo no entiendo el porqué de mis miles de saltos de fé quién va a entenderlos entonces?... Y me corrijo, no eran saltos de fé, eran un auténtico acto de suicidio.
Sigo en terapia, por supuesto, pero no existen suficientes parches para alguien que está tan roto, cada vez que creo que una herida ha curado aparece una nueva cicatriz, tengo la sensación de que es un viaje interminable, y sin embargo mi terapeuta cree que este es mi punto de inflexión. Yo pensaba que mi punto de inflexión pasó hace mucho tiempo cuando decidí romper con todo lo que me anclaba a este lugar, por eso es aún más duro darme cuenta de que no fue un punto de inflexión, sino una huida en toda regla. Y como bien he referido en otras ocasiones, no puedes huir del dolor, te destruye por dentro, y el tenerlo tanto tiempo oculto me ha hecho un daño que a veces siento que es irreparable.
Soy un cuerpo lleno de contradicciones, cuando se trata de mi yo ya no soy objetiva, mientras que a ratos siento que mi presencia es sinónimo de problemas, conversaciones incómodas y mucho peso que no quiero cargarle a nadie más... en otros momentos me veo como un corazón destrozado deseando ser aceptado, creo en mi voluntad de hacerlo bien, creo firmemente que merezco amar y ser amada, creo en mi especialidad y en esa luz que quién bien me conoce ve.
No me gustan nada estas entradas... tristes, débiles, vulnerables... pero tengo que permitirme ser yo, así que siendo justa voy a cambiar la definición, no soy una persona triste, débil... ni vulnerable, soy sensible y el mundo me ha hecho daño.
Mi curación se asemeja cada vez más a una dulce UTOPIA, pero seguiré peleando, al fin y al cabo una utopia no es imposible, sólo aparentemente inalcanzable y las apariencias, como bien dice el refrán, engañan.
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